Todo comienza con un cuento…
En Odense existe un antiguo jardín que ha permanecido oculto a la ciudad durante muchos años, tras edificaciones de cemento. Un buen día, se dio la oportunidad de que la gran energía interna de este jardín fluyera libremente, y ocurrió que el jardín cobro vida, extendiéndose hacia las edificaciones próximas y adaptándose a las antiguas casas del casco histórico. El jardín se fue elevando hasta las cubiertas verdes de los futuros edificios de la ciudad, creando debajo suyo, una serie de extraordinarios espacios.
Éstos espacios son invisibles al exterior, ya que están cubiertos por un vestido de espejo, que refleja el jardín una y otra vez, prolongándolo hasta el horizonte. Aunque su apariencia exterior es imperceptible, en su interior existe una gran energía y fantasía, hasta el punto que de que la intensa fuerza interior acaba brillando al exterior.
Los espacios que esconde este jardín son tangentes al mundo real, de manera que al atravesar un imperceptible umbral el visitante se traslada a un mundo de fantasía que va descubriendo de manera personal y única, dependiendo de la edad, la estatura, la posición o la velocidad de cada uno.
La incapacidad del intuir estos espacios al exterior, provoca que el visitante tenga que trasmitirle oralmente a las personas que nunca han estado allí su experiencia, fomentando como en los cuentos de Hans Christian Andersen, la oralidad entre las personas.