El Restaurante Carmelo nos incita a buscar en la tradición local y familiar de los propietarios del restaurante para reinterpretarla de una manera contemporánea pero sin perder su esencia.
El diseño de este restaurante nace del deseo de los propietarios de una pequeña población de Madrid de renovar completamente el negocio. Su intención es la de ofrecer a los habitantes de la pequeña población un restaurante diferente, cuyo diseño se encuentre al nivel de su gastronomía, y en el cual puedan ofrecer, además de comidas, conciertos, encuentros culturales, charlas, etc. Como proyectistas nos pareció un encargo muy interesante, un proyecto que nos incita a buscar en la tradición local y familiar de los propietarios del restaurante para reinterpretarla de una manera contemporánea pero sin perder su esencia.
Se parten de materiales tradicionales, como el ladrillo rústico manual, el ladrillo panal, azulejos de cerámica esmaltada, madera y elementos de forja. A éstos se unen dos materiales tradicionales que proceden de la historia familiar de los propietarios: la cuerda, trabajada por el abuelo de la propietaria y las cucharas de madera de boj, que debía utilizar su padre por una alergia a productos metálicos. Estos materiales tradicionales dialogan en un estudiado equilibrio con otros materiales más modernos, necesarios para el correcto funcionamiento del local, como el silestone para la superficie de la barra, paneles acústicos de lana de madera para el techo, o el hormigón pulido para el pavimento interior.
Tras la visita al local, antes de la intervención, se detectan varios puntos que deben solucionarse mediante el nuevo diseño del restaurante. Por un lado, el funcionamiento del local es demasiado complejo, ya que los espacios de almacenaje (neveras, congeladores, etc.) se encuentran alejados de la cocina, debiendo atravesar el local para llegar a ellos a través de un patio trasero que se utiliza como almacén. La barra se encuentra sobredimensionada, dotando al local de mucha superficie de bar y poca de restaurante. La cocina tiene una distribución muy poco práctica. Además, los baños se encuentran en mitad del local, lo que condiciona mucho su distribución.
El nuevo diseño amplía la superficie de restaurante, aumentando el número de comensales, crea un almacén que conecta y une los espacios a los que sirve (cocina y barra), desplaza el baño a un lugar más discreto, redistribuye la cocina para aprovechar mejor su superficie y, como uno de los puntos principales de la propuesta, pone en valor el patio trasero, que hasta ahora estaba condenado a ser un espacio de almacenaje muy descuidado.
El patio se convierte en el corazón del nuevo local, ofreciendo este espacio a los clientes, y generando al fondo del restaurante un ambiente interior-exterior que baña de luz todo el espacio. Este ambiente se proyecta como un espacio ambivalente que se adapta a las necesidades de cada estación. De esta manera puede funcionar como una ampliación del espacio interior climatizado del restaurante al abrir completamente las puertas plegables que lo separan de las mesas interiores. Cuando el tiempo lo permita, el techo del patio se abre mediante un sistema retráctil motorizado, y las puertas plegables se cierran, separando completamente este espacio exterior de los espacios interiores del restaurante. En este espacio abunda la vegetación, generando un pequeño vergel al fondo del local. Además, la existencia de un pozo en este patio, nos permite crear un sistema de refrigeración sostenible ideado especialmente para este proyecto.
Utilizando el ladrillo panal, uno de los elementos cerámicos más usados en la construcción, y uno de los más económicos, se proyecta una celosía que se levanta en seco mediante unas barras roscadas que parten de la zona inferior de la misma, en las cuales se van introduciendo los ladrillos, pasando las barras a través de los huecos del ladrillo. En el remate superior de la celosía se ubica un sistema de riego por goteo que bombea el agua desde el pozo y la deja caer a través de los huecos del ladrillo superior. El agua, al ir descendiendo a través de los ladrillos, penetra en los poros de la arcilla, generando un efecto botijo al entrar en contacto con el aire seco del patio. El agua en estado líquido presente en los ladrillos, se evapora al llegar a la superficie de los mismos, tomando la energía necesaria para pasar de estado líquido a vapor de agua del ambiente del patio, disminuyendo por tanto la temperatura del mismo.
La superficie que rodea el baño se reviste con un ladrillo rústico manual dispuesto en vertical. En uno de sus lados, el volumen se abre dejando ver un interior de cerámica esmaltada verde, que sirve de banco corrido para las mesas, generando diferentes ámbitos dentro de un mismo espacio, lo que nos permite disfrutarlo cada vez de una manera distinta. En perpendicular a este banco, una pared de espejo amplia el espacio, creando un efecto de perspectiva que duplica y cierra el volumen de ladrillo.
El diseño de los materiales, colores, texturas, iluminación y mobiliario del restaurante se han proyectado en conjunto, dialogando con el resto de materiales del proyecto y teniendo en cuenta cómo afectan unos sobre los otros, creando una sensación espacial armónica entre todos los elementos. En este sentido se opta por un mobiliario de líneas sencillas y se trabajan los elementos de obra como piezas singulares del proyecto, como la barra, la alacena que da servicio al restaurante, los bancos de obra o los maceteros. Las paredes se decoran con utensilios de cocina de madera de boj y salvamanteles de esparto. La iluminación del local se realiza mediante tiras de led indirectas, lámparas puntuales de madera en el interior y metálicas en el patio y un eje de bombillas que descienden del techo para la zona central.
Entendiendo la arquitectura como una disciplina que debe trabajarse en paralelo a otras disciplinas, se ha trabajado el diseño corporativo del nuevo restaurante, ofreciendo a los clientes un servicio que concibe todo su negocio en conjunto, pensando cuidadosamente cada detalle desde lo global hasta lo particular. El diseño de la nueva imagen rescata conceptos de la imagen antigua y los reinterpreta en un diseño más acorde con la nueva imagen del local. Este nueva imagen no solo se utiliza para el vinilo y el rótulo de la fachada, sino que se concibe como una imagen corporativa que se utiliza en las cartas, tarjetas de visita, delantales, manteles o en unos vinilos troquelados para generar platos con el logo del local.
En Nodopía nos encanta abordar nuevos proyectos que supongan un reto.
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